- Transformando jóvenes talentos en líderes con éxito -
La revolución digital, los crecientes avances en materia de ciencia y tecnología que refleja la sociedad actual, la llegada de internet y los cambios que la hiperconexión ha generado, han modificado nuestros hábitos y percepciones. Revolución y evolución van de la mano en una ecuación que establece que con una mayor innovación tecnológica las sociedades avanzarán con más prisa y alcanzarán retos cada vez mayores.
En medio de esta “transición” las diferencias comienzan a resaltar. ¿Estamos todos evolucionando al mismo tiempo? ¿Todos los países vivirán esta revolución digital? ¿Los distintos sectores de la sociedad logran adaptarse a estos cambios? ¿Qué pasa con las diferencias de edad? ¿Y las de género? Esta revolución, implacable e incluso necesaria, refleja fundamentalmente la denominada brecha de género entre hombres y mujeres, con participaciones desiguales y exclusiones notorias.
Las carreras de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática (STEM), fundamentales para este cambio, son el más claro ejemplo de estas desigualdades. A nivel mundial, la preocupación invade a los centros educativos, que denuncian la falta de mujeres interesadas en apuntarse a este tipo de carreras.
Es fundamental que la revolución tecnológica vaya acompañada de una transformación socio-cultural, implicando por completo a la comunidad educativa, a las instituciones y a los poderes públicos.
La Unión Europea presentó en el 2013 el informe She Figures, que reveló la situación local al respecto, de cada 10 científicos solo 3 son mujeres.
El Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional (Cedefop) también se preocupó por investigar el tema, destacando que el problema es que la elevada demanda no se corresponde con las matriculaciones en estas carreras, que de acuerdo al mismo informe han descendido un 25% en la Unión Europea.
Identificadas como las carreras del futuro, estas disciplinas liderarán el avance de los países. Aquellos países que no desarrollen estas áreas comprometerán su futuro, por lo que promover la matriculación en carreras de STEM resulta un objetivo absolutamente necesario para aquellas sociedades que no deseen estancarse.
